No sabía como llamar a esta delicia y finalmente me he decidido por Rollitos franceses con sorpresa.
¿Por qué?
Porque el nombre incluye toda la información necesaria para intuir de qué va la receta.
Me explico:
Rollitos: Evidente. No hay más que mirar la foto 😉
Franceses: Es una versión de las clásicas tostadas francesas, esas que nos entusiasman a todos ¿o no?
Con sorpresa: ¡Y tanto! Dentro podemos encontrar los sabores más caprichosos que se nos ocurran. Así, para abrir boca a los más golosos, podemos decantarnos por nocilla, mermeladas de los sabores que más nos gusten, miel, dulce de leche…. Si queremos darle un toque menos dulzón, estos rollitos van fenomenal con queso crema de untar (natural, a las finas hierbas…). Si además lo combinamos con una loncha de jamón de York, lo bordamos.
En fin. Las variaciones son infinitas y no conozco a nadie en el planeta tierra que no se chupe los dedos cada vez que los preparo para meriendas o para ese dignísimo y merecidísimo desayuno de fin de semana (recordad que las calorías del fin de semana no cuentan… 😉 )
Y además, ¿Acaso no nos lo merecemos?
Nota muyyyy importante: Las cantidades que os doy son para 4 personas porque considero que la ración razonable por persona son 2 rollitos pero os aconsejo que hagáis alguno más… ¡¡Siempre tripiten!!
Ingredientes (para 8 rollitos)
8 rebanadas de pan de molde sin corteza (comprado sin corteza o se la quitáis)
1 o 2 huevos (depende del tamaño)
3 cucharadas de leche
3 cucharadas de azúcar
1 cucharadita de canela
3-4 cucharadas de mantequilla
Para el relleno: mermelada, queso de untar, jamón de York, nocilla, dulce de leche…
Preparación
Quitar los bordes a las rebanadas de pan (si es que no lo habéis comprado del «sin»).
En un plato llano mezclar el azúcar y la canela. Reservar.
En un plato hondo, batir el/los huevo/s con la leche. Reservar.
Ahora tenemos dos opciones: O pasar un rodillo por cada rebanada para dejarlas bien planitas o utilizar ese dispositivo que hace algún tiempo regalaba una marca de paté, que hace los rollitos de manera casi-mágica.
Como supongo que pocos de vosotros tenéis el dispositivo (confieso que yo sí, que soy muy de cacharritos de todo tipo para la cocina), procedemos a pasar por el rodillos cada una de las rebanadas de pan.
Ahora, las rellenamos. Podemos hacerlas todas iguales o un surtido.
Para ello, untamos de lo que queramos cada una de las rebanadas. La única precaución es dejar al menos 1 cm. a cada lado y 2 cm. en el final. Si no lo hacemos así, rebosará cuando lo enrollemos.
De todas formas, no os preocupéis demasiado: Para saber la cantidad que tenéis que poner y los márgenes que tenéis que dejar basta con hacer el primer rollito. ¡¡Ese os dará la clave!!.
Una vez tenemos todos los rollitos untados, los enrollamos. No hace falta apretarlos demasiado.
Los metemos a la mezcla de huevo y leche.
En una sartén a fuego medio calentamos una cucharada de mantequilla.
Ponemos los rollitos, asegurándonos de que se doren por todos los lados (vamos añadiendo mantequilla según se vaya necesitando).
Al sacarlos, los rebozamos en la mezcla de azúcar y canela y, si da tiempo, los llevamos a la mesa.
Que buena pinta tiene esto, se me acumula el trabajo, jejeejee
Saludos
Lo bueno de estos rollitos, además de lo fáciles que son de preparar, es que los rellenas de lo que más te guste.
Mis preferidos, que no soy demasiado dulcera, son los de queso crema.
En cambio tengo algún chocolate-adicto cerca que no perdona los de nocilla.
¡A elegir!
Espero que los disfrutes…