¿Recordáis la Focaccia de tomate, sambal oelek y tomillo?
Muchos me comentásteis que os encantó pero que era algo complicada para compartir en familia.
Lo entiendo.
El sambal oelek aporta ese toque picante que, por lo general, a los niños no les hace ni pizca de gracia.
Hoy traigo la solución: La focaccia de jamón y tomate.
Sencilla. Con ingredientes que les encantan a todos los niños… y a los mayores, ¡por supuesto!.
La preparación, igual de sencilla.
Algunas variaciones que podéis introducir en la receta:
– Poned salsa de tomate en los huequecitos en lugar de trocitos de tomate o mitades de tomatitos cherry.
– Sustituid jamón de york por otro embutido como el lacón, salami o, incluso, trocitos de chorizo fresco o chistorra.
¿Qué os parece? ¿A que ya tenéis la cena para esta noche?
¡Que aproveche!
Ingredientes
500 gr. harina de fuerza
2 cucharaditas de sal
1 sobre de levadura de panadero
8 cl. aceite de oliva (2-3 cucharadas, aprox.)
25 cl. agua caliente (aprox.)
Condimentos:
1 tomate cortado en daditos o tomatitos cherry cortados por la mitad
2/3 lonchas de jamón de York
orégano (opcional)
Preparación
Mezclad en un cuenco la harina, sal, levadura, aceite y la mitad del agua.
Id añadiendo agua poco a poco hasta obtener una masa elástica y lisa.
Puede requerir más o menos agua dependiendo de la harina o de la humedad ambiental. Como decía mi abuela: lo que pida 🙂
Cuando la masa esté lista, estiradla con un rodillo. Podéis hacer la forma que queráis: cuadrada, redonda, ovalada…
Colocad la masa estirada sobre una fuente de horno en la que habréis colocado papel de horno y tapad con un papel film untado en aceite.
Dejad reposar de 30 min. a 1 hora.
Precalentad el horno a 200ºC.
Destapad la masa y haced hoyuelos con el pulgar enharinado de manera más o menos regular.
Cortad las lonchas de jamón en tiras de unos 2-3 cm. de ancho.
Meted en cada agujero, alternando, los trozos de tomate fresco (o salsa de tomate) y tiras de jamón enrolladas en espiral.
Si queréis, podéis espolvorear con orégano.
Hornead durante unos 25 min. aproximadamente.
Al sacarlo, y todavía caliente, untad con aceite de oliva.
Se puede tomar frío o caliente (con queso dentro, que se vaya fundiendo… ¡qué delicia!).
La elección es vuestra.