Los bizcochos de soletilla son un clásico de la repostería.
Por sí solos están deliciosos. Son unos bizcochitos extremadamente ligeros y delicados en el paladar. Prácticamente se deshacen en la boca.
En las tiendas podemos encontrarlos como ladyfingers o savoiardi. La calidad varía bastante de unas marcas a otras.
Se utilizan en infinidad de recetas: en el famoso tiramisú, en las charlotas, con chocolate, con diversos glaseados…
Vamos a aprender a hacerlos y, a partir de ahora, prometo compartir algunas recetas exquisitas con estos maravillosos bizcochitos.
¡Vamos a la cocina!
Ingredientes
4 huevos
1 pizca de sal
100 gr. azúcar
80 gr. harina
20 gr. maizena
2 cucharadas de azúcar glas
Preparación
Precalentamos el horno a 180ºC.
Comenzamos separando las yemas y las claras.
En un cuenco batimos las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Cuando estén casi montadas, vamos añadiendo el azúcar poco a poco hasta tener una mezcla firme.
A continuación, batimos las yemas.
Incorporamos las claras a las yemas batiendo con cuidado. Para ello utilizamos una espátula y hacemos movimientos de abajo a arriba para que no baje la mezcla.
Aparte, mezclamos la harina y la maizena.
Añadimos las harinas poco a poco a la mezcla de los huevos hasta tener una masa homogénea.
Ya tenemos lista la masa.
La metemos en una manga pastelera de boca redonda lisa y ancha. Reservamos.
En un papel sulfurizado marcamos con ayuda de una regla y un lápiz unas líneas paralelas con la longitud que queremos que tengan nuestros bizcochos.
Damos la vuelta al papel (para que nuestros bizcochos no se ensucien con el lápiz) y lo colocamos sobre una placa de horno.
Con la manga pastelera vamos haciendo bastoncillos entre las líneas que hemos marcado, dejando espacio entre ellos porque al hornear van a expandirse bastante.
Espolvoreamos con azúcar glas.
Horneamos unos 8-10 minutos, hasta que estén ligeramente dorados.
Sacamos del horno y dejamos enfriar en la bandeja.
¡Ya están listos!