Cheesecake de calabaza

Cheesecake de calabaza

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Cheesecake de calabaza

Cheesecake de calabaza

Me disponía a preparar un cheesecake con chocolate cuando mi amiga Mónica me recordó que estábamos en la Semana de la Calabaza.

¡Pues claro! A veces no sé dónde tengo la cabeza. Si no fuera por estas almas buenas…  (¡gracias, Mónica! 😉 )

Así que cambio de planes: el plato de hoy será un Cheesecake de calabaza.

¡Esto sí es terminar la Semana de la Calabaza por todo lo alto! 🙂

Además es que me entusiasman los cheesecake en todas sus versiones: con fruta y sin fruta, con chocolate y sin él, horneados y los que no necesitan cocción…

Aunque, si tuviera que quedarme sólo con uno, debo reconocer que tengo especial debilidad por el cheesecake estilo Nueva York.

Y el cheesecake de calabaza es bastante parecido, en el sentido en que va horneado pero, además, tiene un toque muy especial que le aporta la calabaza.

Para culminar, tenemos esa excelente cobertura.

El resultado es un pastel cremoso en su interior, con la base crujiente de las galletas… Ummmm

No voy a decir ligero, porque no lo es, pero sí que en esta receta reduzco la cantidad de queso crema (de untar) de las recetas tradicionales y lo sustituyo por queso fresco batido. Por cierto, yo utilizo al 0% pero podéis usar al 20% o al 40%.

De esta manera se reduce de manera significativa la cantidad de grasa del pastel.

Tanto, tanto, que yo creo que incluso se puede repetir sin miedo  😉

Cheesecake de calabaza

Cheesecake de calabaza

Ingredientes

Para la base de galleta

300 gr. galletas tipo Digestive

175 gr. mantequilla fundida

Para el relleno

300 gr. queso de untar (tipo Philadephia)

300 gr. queso fresco batido

225 gr. azúcar blanca

75 gr. azúcar morena

4 huevos

450 gr. calabaza (limpia, sin corteza ni pepitas)

2 cucharadas de harina de maíz (maizena)

1 buena pizca de nuez moscada

1 cucharadita de canela molida

1 pizca de clavo molido (opcional)

Para la cobertura

400 ml. nata para montar

100 gr. azúcar

1 cucharadita de extracto de vainilla

1 sobrecito de agar-agar (*)

1/2 vasito de leche

(*) también se pueden utilizar hojas de gelatina pero el proceso a seguir es algo diferente (lo indicará el paquete)

Cheesecake de calabaza

Cheesecake de calabaza

Preparación

Comenzamos machacando las galletas para la base del pastel. Podemos hacerlo de muchas maneras. Las que yo suelo usar son:

– poner las galletas en un bol y aplastarlas con el mazo del mortero o

– meterlas en una bolsa amplia de plástico y aplastarlas con un rodillo

Cuando las tengamos hechas migas, añadimos la mantequilla fundida (la podemos fundir en el microondas o en un cacito al fuego, con cuidado) y mezclamos bien.

Extendemos esta pasta por la base y los laterales de un molde desmoldable de unos 23 cm. de diámetro, intentando que quede lo más liso y uniforme posible.

Guardamos en el frigo y dejamos reposar durante un par de horas.

Transcurrido el tiempo de reposo, precalentamos el horno a 170ºC.

Cocinamos la calabaza. Podemos hacerlo troceándola y asándola en el horno durante una media hora, aproximadamente, o tapada en el microondas durante unos 5-7 minutos. Cuando está blandita, la aplastamos y escurrimos el exceso de agua. Trituramos bien hasta obtener un puré (mejor con una batidora)  y reservamos.

En un cuenco amplio volcamos el queso de untar, el queso fresco batido, los azúcares, la maizena y las especias.

Mezclamos con unas varillas e incorporamos el puré de calabaza.

A continuación, vamos añadiendo los huevos, uno a uno hasta obtener una masa homogénea.

Volcamos la mezcla sobre la masa de galleta y horneamos durante una hora, aproximadamente. Sabremos que está hecha cuando el centro esté firme al tacto (aunque un poco tembloroso 🙂 ). Tendremos cuidado de no cocinarla de más porque se agrietará.

Cuando esté lista, la sacamos del horno.

Cheesecake de calabaza

Cheesecake de calabaza

Mientras se templa, preparamos la cobertura:

Batimos la nata hasta que espese ligeramente. Añadimos el azúcar y la vainilla y batimos hasta tener una crema espesa, pero no nata montada.

En un cacito disolvemos el agar-agar con la leche en frío y, a continuación lo ponemos al fuego hasta llevar a ebullición.

Justo cuando comience a hervir lo retiramos del calor, dejamos templar a la vez que removemos y lo añadimos a la nata, batiendo suavemente hasta incorporarlo por completo.

Extendemos la nata sobre el cheesecake (que no habremos sacado del molde), alisando con la ayuda de una espátula. También viene bien dar unos golpecitos ligeros, dejando caer el molde sobre la encimera varias veces, para elimiar las burbujas de aire que pudieran quedan.

Metemos el molde al frigorífico durante 2-3 horas (mejor toda la noche).

Delmoldamos en el momento de servir.

¡Irresistible!

 

Cheesecake de calabaza

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