Creo que no hay una crema más otoñal que la crema de calabaza.
Cuando veo las hojas de los árboles tornándose rojizas, sé que es el momento de prepararla.
Es suave, cremosa, aromática.
La clásica crema que te transporta a una butaca junto al fuego sosteniendo un cuenco entre las manos.
Un clásico en mi casa desde hace años aunque hay que recordar que, no hace tanto tiempo, no era demasiado fácil encontrar calabazas. Se consideraban comida de animales y no había costumbre de comerlas.
Aparte de otras consideraciones, un aspecto positivo que ha traído la importación del día de Halloween es la incorporación de un recetario asociado a este día y que, en su mayor parte, utiliza la calabaza como un ingrediente esencial.
Gracias a esas recetas nos hemos beneficiado de nuevos sabores y de la facilidad de encontrar calabazas en esta época del año, que no está nada mal… 🙂
Ingredientes
1 1/2 kg. pulpa de calabaza
3/4 l. leche entera
1 cucharada de mantequila (unos 25 gr.)
una pizca de nuez moscada
sal y pimienta negra recién molida
2-3 cucharadas de nata líquida
4 rebanadas de pan (mejor si es pan de semillas y pipas)
8-10 hebras de cebollino
Preparación
Si vamos a usar una calabaza para servir la crema, tenemos que empezar preparándola.
(Aviso: hace falta un buen cuchillo. Las calabazas son duras…)
Comenzamos cortando horizontalmente por arriba para crear una tapa.
A continuación la vaciamos por completo de pepitas e hilillos ayudándonos de una cuchara sopera. Esta parte la tiramos (salvo que queramos tostar las pepitas para comérnoslas después).
Si la calabaza es carnosa y tiene bastante pulpa, la iremos sacando con ayuda de un cuchillo y una cuchara (mejor un vaciador de los que se usan para hacer bolitas al melón, por ejemplo).
Tendremos cuidado de no dañar la piel de la calabaza porque se nos escaparía la crema al volcarla dentro. Intentaremos dejar una capa de 1/2 – 1 cm. de grosor.
Cuando hayamos sacado toda la pulpa posible, enjuagamos el interior de la calabaza con agua hirviendo y la dejamos secar boca abajo sobre papel absorbente. Reservamos hasta el momento de usarla.
En ocasiones, como me ha ocurrido a mi la última vez, la calabaza no tenía apenas nada (podéis apreciarlo en la foto), así que simplemente la limpié de pepitas y hilitos, la lavé con el agua caliente y punto. Para la crema compré calabaza troceada, de las carnositas.
Sea con la carne del interior de la calabaza o con otra que hayamos comprado, deberemos tener 1 kg. y medio de pulpa, aproximadamente.
La troceamos y la ponemos a cocer unos 20 min. a fuego medio junto con la leche, la mantequilla, sal y pimienta.
Debemos remover a menudo porque a la leche le encanta pegarse en el fondo de las cazuelas 😉 .
Cuando la calabaza esté blandita, la trituramos muy bien y rectificamos de sal y pimienta, si fuera necesario.
Sazonamos con la nuez moscada.
Justo antes de llevarla a la mesa, volcamos la crema en la sopera o en la calabaza que teníamos preparada.
Tostamos el pan y lo cortamos en cuadraditos.
Añadimos la nata y el cebollino picado sobre la crema y los picatostes encima, justo en el momento de servir.
¡Deliciosa!