El gateau basque me entusiasma.
Por si no lo conocéis os comento que es un clásico del país vasco-francés que suele prepararse en dos variantes: relleno de crema y relleno de cerezas. Me gustan ambos pero, si tuviera que elegir, me quedaría con el de cerezas (más que nada por mi adicción a las frutas rojas 😉 ).
El pasado verano, gracias a Turismo País Vasco y Bearn Pirineos, pude disfrutar con mi familia de un día espléndido en el tren de la Rhune (también conocido como el tren de Larrun). Fue increíble. El recorrido es precioso pero las vistas desde la cima te dejan sin respiración. No dejéis de cogerlo si tenéis oportunidad.
El caso es que, cuando regresábamos, pasando por Saint Jean de Luz, no pude resistirme y paré en una pastelería artesanal para comprar gateau basque.
¡Qué delicia! ¡Qué recuerdos! Se me saltaban las lágrimas.
Y como «es de bien nacidos ser agradecido», quiero dedicar la receta a Turismo País Vasco y Bearn Pirineos por haberme facilitado hacer el recorrido del tren que tanto tiempo llevaba planificando pero que nunca encontraba un hueco. ¡Gracias!
Y a vosotros, que espero que os guste el gateau basque tanto como a mi, ¡que aproveche!
Por cierto, hoy dos versiones para la masa: una con almendras y otra más clásica sólo con harina. Para que podáis elegir la que más os atraiga.
Ingredientes
Masa – opción 1:
200 gr. mantequilla salada (o normal + 1/2 cucharadita de sal) en daditos
280 gr. harina
125 gr. almendra molida
125 gr. azúcar
2 huevos
3 cucharadas de ron
Masa – opción 2:
100 gr. mantequilla salada (o normal + 1/2 cucharadita de sal) en daditos
90 gr. azúcar
1 huevo
175 gr. harina
2 cucharadas de ron
Relleno:
1 tarro de mermelada de cerezas
1 huevo batido para pintar la cobertura
Preparación
Masa 1:
En un cuenco amplio echamos la mantequilla salada en dados (o la mantequilla sin salar + 1 cucharadita de sal), harina, almendra molida y azúcar.
Mezclamos con la punta de los dedos o con una amasadora (con las varillas de espiral) hasta obtener una masa arenosa, como de migas.
A continuación añadimos los huevos y el ron y seguimos mezclando hasta que se incorporen.
Masa 2:
En un cuenco amplio mezclamos la mantequilla con el azúcar y la sal.
Incorporamos el huevo y el ron. Batimos hasta que se integre.
Añadimos la harina poco a poco y mezclamos bien.
Una vez preparada, reservamos la masa en el frigorífico durante un par de horas o toda la noche.
Relleno y horneado:
Cuando vayamos a preparar el pastel, empezamos precalentando el horno a 180ºC.
Separamos la masa en dos partes: 2/3 para la base y 1/3 para la cubierta.
En un molde desmoldable extendemos los 2/3 de la masa sobre la base y las paredes hasta una altura de unos 2 o 3 cm. Si está blandita la extenderemos por el fondo con las manos, moldeándola como si fuera plastilina.
Volcamos la mermelada de cereza y repartimos uniformemente.
Cubrimos con el 1/3 de la masa restante. Si la masa está muy blanda, podemos incorporar 1 o 2 cucharadas de harina para poder extenderla más fácilmente con el rodillo.
Colocamos esta cubierta con cuidado sobre la mermelada, intentando centrarla (esta es la maniobra más delicada del proceso).
Sellamos la cubierta con la base presionando los bordes.
Untamos con huevo batido y hacemos unas marcas geométricas con un tenedor, pasándolo suavemente por la superficie.
NOTA: También se pueden preparar pastelitos individuales. Para ello podéis usar moldes de tartaletas grandes o aros.
Horneamos 40 min. a 180ºC.
Dejamos templar, desmoldamos y… ¡ya está!