Hay muchísimas recetas del pastel de pollo. La que os traigo hoy no deja de ser una versión más pero creo sinceramente que os va a gustar.

Esta receta tiene además la ventaja de que podemos hacerla con piezas de pollo fresco o podemos utilizar restos de pollo que tengamos (de un asado, por ejemplo). En la preparación de la receta indico cuándo incorporarlo en función de qué tipo usemos.

Si queremos preparar la masa quebrada, no tenemos más que seguir la receta aquí. No es complicada de hacer, pero sí un poco trabajosa. Si estamos con prisa o un pelín perezosos, siempre podemos comprarla hecha.

Como veréis, los ingredientes son sencillos y la preparación más todavía.

Truco: el pastel puede hacerse en un molde grande (unos 20-22 cm.) o prepararlo en tartaletas individuales. En este caso, el trenzado de la superficie puede resultar complicado así que se puede tapar con un círculo de masa al que le haremos un agujerito en el centro.

¿Vamos a la cocina?

Ingredientes

2 dientes de ajo picaditos

1 cucharada de jengibre fresco rallado

1 cebolla picada (puede ser cebolleta, puerro o chalota)

2 zanahorias medianas o 1 grande en daditos

200 gr. pechuga de pollo en dados o restos de pollo asado troceado

1 tomate pelado y cortado en daditos (o 2 cucharadas de salsa de tomate)

1 lata de guisantes (también pueden ser congelados o frescos)

1 vasito de caldo de pollo

3 huevos + 1 para untar

1 cucharada de mostaza a l’ancienne (opcional)

1 tacita de queso rallado (el que más nos guste)

200 ml. nata

2 planchas de masa quebrada

aceite de oliva

sal

pimienta negra recién molida

Preparación

Comenzamos calentando el horno a 200ºC.

Engrasamos ligeramente un molde desmoldable o bien utilizamos el papel sulfurizado que viene en los paquetes (en el caso de que sea masa comprada).

Colocamos en el molde una de las planchas de masa quebrada, asegurándonos de que cubrimos bien los bordes. Pinchamos con un tenedor y horneamos 5 minutos. Sacamos y reservamos.

Bajamos el horno a 180ºC.

Comenzamos a preparar el relleno:

En una sartén con un chorrito de aceite de oliva doramos el ajo picado, el jengibre rallado, la cebolla picada (puede ser cebolleta, puerro o chalota) y las zanahorias en daditos.

Cuando empiecen a tomar color, si usamos pollo fresco, lo salpimentamos y lo incorporamos ahora. Si no, simplemente añadimos el tomate pelado picado (o la salsa de tomate) y dejamos cocinar 2-3 minutos a fuego medio.

A continuación echamos los guisantes (en lata, congelados o frescos) y el vasito de caldo de pollo.

Salpimentamos y dejamos cocinar unos 10-15 minutos, hasta que el caldo se haya reducido y sólo quede una mezcla algo húmeda.

Si usamos restos de pollo cocinado, lo echaremos un par de minutos antes de que finalicen esos 10-15 minutos.

Apartamos del fuego y reservamos.

En un cuenco batimos 3 huevos.

Añadimos al cuenco la mostaza a l’ancienne, el queso rallado (el que más nos guste) y la nata. Rectificamos de sal y pimienta si fuera necesario.

Con una cuchara mezclamos el sofrito de la sartén con la mezcla de huevos, hasta obtener una masa homogénea.

Volcamos el relleno en el molde donde tenemos la masa horneada y aplanamos con la cuchara para que quede una superficie lisa.

De la otra plancha de masa quebrada cortamos tiras de 1 cm. de grosor, aproximadamente.

Las colocamos sobre el relleno, formando una rejilla (o la forma que más nos guste).

Recortamos los bordes que sobren.

Batimos un huevo y untamos toda la superficie.

Horneamos unos 30 minutos, hasta que el pastel de pollo esté doradito y esté diciendo «cómeme».

¡Que aproveche!