Los Sanjacobos de acelgas son un modo fantástico de que los niños coman verduras.
La apariencia es la de un sanjacobo tradicional y, además, como solamente se utilizan las pencas (la parte blanca) tiene dos puntos a favor:
– Los niños no lo rechazan por el color (normalmente cuando ven algo verde en el plato salen huyendo despavoridos).
– El sabor de las pencas es muy tenue y, mezclado con el jamón y el queso lo es todavía más, así que se lo comen sin rechistar.
Si tenéis niños, os recomiendo que lo preparéis al menos una vez y, si no, también 😉
¡Os va a sorprender!
Ingredientes
8-12 pencas de acelgas (dependiendo del tamaño)
4 lonchas de jamón de York
4 lonchas de queso
harina, huevo batido y pan rallado para rebozar
aceite de oliva
sal
pimienta negra (opcional)
Preparación
Lavar y limpiar bien las pencas, quitando todos los hilos.
Cocerlas en agua con sal, pero no demasiado. En olla rápida serían unos 5 minutos. En cazuela normal, hasta que veáis que se pinchan fácilmente con un tenedor pero no están demasiado blandengues.
Escurrir y secar.
Ahora viene el proceso de relleno.
En mi opinión, es mejor rellenarlas antes y cortarlas después porque de esta manera los bordes quedan más limpios y al rebozarlas el resultado es mucho mejor (si sobresalen trozos de jamón suelen quemarse al freirlos).
Para empezar, os recomiendo que emparejéis las pencas por tamaños (las más parecidas juntas).
Para rellenarlas, colocamos un trozo de loncha de jamón y otro de queso del tamaño aproximado de la penca, intentando que no sobresalga. La tapamos con su «pareja».
Ahora hay que cortarlas al tamaño que queráis:
– Si las pencas son muy anchas, cortadlas a lo largo por la mitad.
– Si son muy largas, cortadlas al medio.
– Si las queréis de bocadito, haced cuadrados del tamaño que más os guste
Cuando las tengamos listas procedemos a rebozar, comenzando por la harina, a continuación el huevo batido y terminando con el pan rallado. Aseguraos que quedan bien cubiertas, sobre todo la zona del relleno, para que no se salga al freir.
Ponemos aceite en una sartén y lo calentamos, pero no demasiado (digamos un 7 de 10).
Vamos friendo los sanjacobos hasta que estén bien doraditos y al sacarlos los colocamos sobre papel de cocina para absorber el exceso de grasa.
Se pueden acompañar de una ensalada o unas patatitas fritas.
¡Ya veréis que ricos!